Ciudad de pobres corazones (1986-1991)

El 7 de noviembre de 1986, mientras Fito se encontraba de gira en Río de Janeiro, Delma Zulema Ramírez de Páez (abuela de Fito), Josefa Páez (tía abuela) y Fermina Godoy (empleada de las abuelas, embarazada) fueron brutalmente asesinadas. El año anterior había muerto el padre. En el crimen de las abuelas, se inculpó a todo el mundo, al esposo de la empleada, a los tíos de Fito, y a Fito mismo. Cuando el artista se enteró de la noticia expresó un tiempo después:

No puedo explicar cómo quedó el cuarto del hotel en Río. Lo destrocé. Dolor violento. Perdí tanto la conciencia que hoy no me acuerdo exactamente lo que sucedió. Era como un animal enjaulado en su propio dolor. […] Creo que me la pasé todo el día llorando, tomando whisky y lexotanil. […] Cuando volví a Rosario, imagínate la cantidad de versiones que había en ese momento: que era una venganza contra mí, que yo estaba metido en el tráfico de drogas, que mis primos… De hecho, en Ciudad de pobres corazones digo: «No quiero empezar a pensar quién puso la yerba en el viejo cajón». Mi primo y mi tío vieron a unos de los canas (policías) meter un cacho de fumo en un cajón donde yo tenía guardadas cosas mías, letras, papeles. Lo vieron, pero nosotros no quisimos ahondar mucho en ese tema. Se ve que la policía quería encontrar rápido un culpable. La verdad es que fue una época muy confusa.

Fito Páez

Posteriormente se determinó que el hecho fue consumado por un frustrado bajista: Walter De Giusti (1962-1998), quien residía en Rosario y conocía a las víctimas. El hecho provocó un alto impacto en el músico. Fabiana Cantilo, viendo el deterioro emocional del artista, lo obligó un día a levantarse de la cama para ir al estudio de grabación. Es allí donde compuso la canción «Ciudad de pobres corazones».

Cuando encontré a Baglietto en La Mar Studios, me preguntó: «¿Cómo estás?». Yo le di play a la consola de grabación y comenzó a escucharse el tema: «¡En esta puta ciudad todo se incendia y se va, matan a pobres corazones!» (con una instrumentación dramática de teclados y guitarras). Cuando terminó le respondí: «Así estoy».

Fito Páez

Ciudad de pobres corazones se publicó en 1987 y es considerado el más visceral de su carrera. Es un álbum rabioso y violento, que estremece por su crudeza. Entre las canciones que se apartan de la temática principal están «Gente sin swing», «Ámbar violeta» y «Dando vueltas en el aire». Hay tres canciones donde se destaca la participación de Fabiana Cantilo en las voces: «Nada más preciado para mí», «Bailando hasta que se vaya la noche» y «Track Track». El resto de los temas están marcados por la oscuridad y la tragedia, pero tienen un cierto acento poético y buenos arreglos. El álbum constituye un retrato de los sentimientos que embargan al músico y un descenso a los infiernos sin menoscabo de la calidad artística, con letras que representan pequeños retratos sociales y donde el artista mantiene variedad de estilos rítmicos.

Su último álbum con la discográfica EMI Music fue Ey!, de 1988. El disco fue compuesto, arreglado y producido por Fito Páez. Se grabó entre Buenos Aires, Nueva York y La Habana y en la producción de estudio vuelve aparecer Tweety González (llamado «el cuarto Soda Stereo»). Canciones como «Polaroid de locura ordinaria» (que se convirtió en otro himno de su repertorio), «Solo los chicos», «Dame un talismán», «Lejos en Berlín» y «Tatuaje falso» obtuvieron la aprobación de los seguidores del músico y parte de la crítica especializada.

El estilo de este álbum es completamente inclasificable: todavía hay rabia contenida y atisbos de claridad absoluta; lográndose una mezcla entre canciones roqueras y las que destilan cadencias latinas muy emparentadas a los ritmos caribeños como es el caso de: «Por siete vidas (Cacería)» donde participa, en la sección de vientos, el grupo Afrocuba.

Ey! fue presentado en vivo, en distintos lugares con la misma banda que grabó el disco, acompañado en coros por Fabiana Cantilo, a quien dedicó el álbum.

Aquel 1988 cerró con la formación de un dúo junto a Guillermo Vadalá que se llamó Chapa y Pintura, con el que interpretaban aquellas canciones que no encajaban en el proyecto solista de Páez, incluyendo tangos, folclore, temas desconocidos de otros artistas argentinos y hasta algunos de The Beatles.

En 1990, Fito Páez confrontó problemas para la publicación de lo que seria su nuevo material discográfico. La compañía discográfica EMI, en su momento se negaba a publicarle su nuevo trabajo porque lo consideraba poco comercial para los estándares básicos de la empresa.

Sin sello discográfico y sin dinero para pagar las deudas, en una época donde Argentina presentaba una alta inflación, Páez recibió la noticia de que Fabián Gallardo ―exguitarrista de su banda y amigo de la infancia― había sido nombrado productor artístico de WEA (Warner Music Group). Gallardo le ofreció contrato con dicha empresa y editó y publicó el álbum Tercer mundo en 1990. Para sorpresa de Páez, quien había marchado a Europa con miras a radicarse allí, el álbum fue todo un éxito, llegando a ser disco de oro en su país.

En ese mismo año Páez produce el disco Algo mejor de Fabiana Cantilo, el cual fue el más exitoso de la carrera de la cantante.

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